Moro. Sto. Tomás
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    Humanista y erudito, fue político y escritor inglés, que llegó a Canciller del Reino de Inglaterra. Se negó a la ruptura con Roma que solicitaba el Rey Enrique VIII.  Esta negativa implicaba el rechazo de la supremacía del Rey en cuestiones religiosas. El no reconocer el divorcio del monarca con su primera esposa, Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos de España, era sólo el símbolo de su oposición a la actitud real en el terreno moral y espiritual, por el cual habría de dar la vida.
   Nació en Londres el 7 de Febrero de 1478 y se formó en la Universidad de Oxford. Estudió derecho después de dejar Oxford, pero su interés se centró en la ciencia, la teología y la literatura llegando a escribir prematura obras dramáticas y siendo experto en la literatura griega y latina. En 1499 intentó entrar en la Cartuja. Pero pronto entendió que su destino estaba en la vida social.
    En 1504 ingresó en el Parlamento. Desde su puesto, reclamó una disminu­ción en la asignación que se otorgaba al  rey Enrique VII. Por ello el monarca encarceló a su padre, que hubo de ser liberado mediante una elevada fianza. Tomás Moro se retiró entonces de la vida pública hasta la muerte del Rey en 1509.
   En 1510 fue designado representante de la Corona en Londres y comenzó su década dorada como consejero del nuevo rey Enri­que VIII. Por él fue encargado de diversas misiones diplomáticas en los Países Bajos.  En 1518 fue elegido miembro del Consejo Privado y en 1521 le fue concedido el título de Sir. Dos años después, Moro fue designado presidente de la Cámara de los Comunes y adquirió una notable fama por sus escritos: “La Utopía” (o del mejor estado de una república en la isla Utopía), escrita en 1516, entre otras obra de Historia (Biografías de Eduardo VI y de Ricardo III) o traducciones de obras antiguas (Diálogos de Luciano) y comen­tarios clásicos (Epigrammata).
    Convertido en favorito de Enrique VIII, con quien mantenía frecuentes conversaciones científicas y literarias, fue elegido Canciller del Reino y presidente de la Cámara de los Lores en 1529, primer seglar que ostentó ese cargo. Al negarse al divorcio del Rey comenzó su desgracia. Fiel a su conciencia, se negó a reconocer la supremacía del rey sobre asuntos religiosos y hubo de  renunciar a sus cargos en 1532. Fue encarcelado en la Torre de Londres en 1534 y juzgado por alta traición al año siguiente, siendo decapitado el 7 de julio de 1535.
    Su figura quedó como recuerdo y modelo de la fidelidad a Roma y al Sumo Pontífice. Tardíamente fue canonizado, en 1935, por la Iglesia católica, lo que provocó una agresiva campaña en contra de su memoria en el anglicanismo, que le tildó de intransigente papista.
   Tomás Moro, que mantuvo cordiales relaciones con los humanistas de su época, sobre todo con Luis Vives que logró huir de la corte inglesa a tiempo, fue siempre mirado como modelo de paz en la adversidad, de fidelidad a los juramentos formulados como político, de tolerancia en medio de fanáticos cortesanos rencorosos y de serenidad en la adversidad. Refleja la grandeza de su espíritu en la carta de despedida que escribió a su hija antes de ser decapitado. Es modelo de seglar cultísimo y de intelectual fiel a los principios de su conciencia recta.